lunes, 10 de agosto de 2015

El corazón



El latido del corazón es un fenómeno esencialmente periódico de importancia vital, sin exageración alguna. Sus alteraciones funcionales o arritmias ofrecen magníficos ejemplos para traducir los rasgos fisiológicos en propiedades gráficas y viceversa.
Esa traducción es posible gracias a los electrocardiogramas. En la figura apreciamos:
  • (a)   Un electrocardiograma normal, con período 0,83 segundos (60/0,83 = 72 pulsaciones/min).
  • (b)   Un electrocardiograma de una persona con bradicardia (=¨corazón lento¨). Es típico en los atletas; algunos tienen menos de 40 pulsaciones/min en reposo.
  • (c)    Un electrocardiograma de alguien que sufre taquicardia (=¨corazón rápido¨), con período de 0,4 segundos, unas 150 pulsaciones/min. Cada grado de fiebre lo hace subir unos 18 latidos/min.

Observa que esas tres gráficas son contracción horizontal unas de otras; están relacionadas como f(t) y f(kt).
Pero las tres eran funcionamientos periódicos del corazón. Desgraciadamente, con frecuencia este maravilloso músculo pierde su periodicidad. Es el caso en el que se ha producido un latido prematuro o un latido fallido. En ambas gráficas se rompe la periodicidad.
También la taquicardia puede romper la periodicidad, si es pasajera, que es a lo que los profanos solemos referirnos con ese término. Los cardiólogos la denominan taquicardia paroxística. La de origen auricular puede durar desde unos segundos a un tiempo largo, hasta que el paroxismo desaparece y el marcapasos de nuestro corazón recupera su ritmo normal. La Figura 11.30 es un buen ejemplo: la frecuencia cardíaca ha pasado bruscamente de unos 95 a 150 latidos/min.
La de origen ventricular suele ser muy breve, intensa (Fig. 11.31) y grave, ya que denota trastornos serios en los ventrículos. La auricular, por el contrario, más frecuente y que nos produce una preocupación innegable, no suele pasar de producir una cierta debilidad mientras se mantienen los paroxismos, pero nada más.
 
 

La arritmia más grave es la fibrilación, incluso mortal si no se trata en el acto con masaje cardíaco o por electrochoque. Impulsos cardíacos anormales hacen que muchas pequeñas parcelas del corazón se contraigan a la vez mientras otras zonas permanecen en reposo; no se produce contracción simultánea y el bombeo de sangre es incorrecto. La pérdida de periodicidad en la fibrilación es ya total.
Para finalizar, y nunca mejor dicho, queda citar la función más sencilla: la función nula. En un electrocardiograma representa algo muy triste: el paro cardíaco, el reposo último de una maquinaria perfectamente periódica, casi perfecta.

Autoevaluación: Las dos gráficas corresponden a dos anomalías en el funcionamiento del corazón, que se conocen en cardiología como ¨latido fallido¨ y ¨latido prematuro¨. ¿Puedes adivinar cuál corresponde a cada una de ellas?

Electrocardiagría básica

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